jueves, 30 de mayo de 2013

Feelings always win. 1-0

Aquel día decidió cambiar el cuento, decidió que repetir la historia primero ha de hacerse y después escribirla. Tras vestirse con sus mejores galones, bajó al salón de baile, como estaba previsto, bellas mujeres y doncellas le esperaban, todas a él, pero él solo la esperaba a ella, a la única que había llamado su atención y allí estaba. Un vestido largo, que le tapaba incluso los pies, esos zapatitos de cristal tan bonitos que llevaba. Bailaron, bailaron y bailaron toda la noche, pero volvieron a dar las doce, volvió a olvidarse del beso y a salir corriendo escaleras abajo y él se cansó, definitivamente se cansó; miró el zapato de cristal y por primera vez, después de todo el cuento, subió sin ni si quiera mirarlo, olvidándose de él, pero con la imagen en la memoria, no en la de la cabeza sino en la que más duele, en la del corazón. Cómo un personaje decidió reescribir el cuento, cómo los policías decidieron saquear la ciudad, cómo el reino comenzó a rebelarse en contra de su rey y cómo las lágrimas del príncipe inundaban la habitación real. Todo se estaba torciendo y claro está, el mundo, el cuento estaba cambiando, su autor, años después volvió a abrir su libro, añadir una serie de páginas y continuar la historia desdichando al personaje que la había cambiado. Llegado el momento, el rey se pronunció:
-        -   Hijo, me parece tan absurda tu decisión…
-          - Padre, no empieces tú.
-          - ¡El reino está perdido, y todo es por tu culpa, porque no has querido continuar la historia!
-          - Es mi historia, así que yo puedo hacer lo que quiera.
-          - Contéstame… ¿estás enamorado de esa muchacha?
-          - Sí…
-          - Entonces, ¿a qué ha venido tanta tontería?
-          - Estoy harto de enamorarme, no quiero, estoy harto de vivir siempre la misma historia, de esta maldita rutina.
-          - ¿Qué rutina?
-          - Esta, vivir este cuento una y otra vez cada vez que a alguien se le ocurre la maldita idea     de abrirlo.
-         -  Esta es tu vida, este es tu cuento y si eres así es porque desde el primer día que pluma, tinta y papel se fundieron en uno, decidiste ser así, tu eres el que ha elegido vivir esto una y otra vez, tú y solo tú eres preso de tu pasado, eres tu historia, tú mismo has considerado ser feliz con esa vida, como todos hemos decidido la vida que tenemos. ¡Nadie se harta de ser feliz!
-          - Pero padre…
-          - No me vengas con sandeces, ¿quisiste o no quisiste enamorarte?
-          - Yo no controlo eso.
-          - Precisamente por eso, porque no lo controlaste la primera vez, porque tuviste la suerte de no tropezar, porque tu historia fue bonita desde el principio, por eso debería ser un placer vivirla eternamente.
-          - Lo es.
-          - Entonces…
-          - Solo quería saber qué ocurriría si llevase la contraria a mis sentimientos.
-          - Hijo, ellos mandan, ni tú ni yo, solo ellos mandan en la gran memoria del corazón.
-          - Cierto…


-          - Y como sabía que ocurriría, toma, el zapato, ya puedes salir a buscarla.

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