El corazón es el órgano
que decide cuando se vive y cuando se muere cuando se vive y se deja de sentir,
pero es la mente la que consigue que te hagas el muerto o que parezca que estás
enamorado, y ahí tengo que felicitarte.
No eres un rival digno,
no eres una persona honrada pero perfectamente sabes cuales son las reglas de
este juego en el que todo vale. Nadie se
hace grande sin los que le acompañan a su lado, y por eso siempre fuiste el más
bajito. ¿Quién te mantea o te sube a hombros? ¿Tu corazón? ¿Tus rimas? Ni lo
sueñes.
La vida es esa serie de
sandeces que acabas recordando con cariño y las llamas recuerdos, cada segundo,
cada sonrisa y cada lágrima, cada una de las letras de tus versos es un
recuerdo inolvidable de una historia de amor inventada, un victimismo
antinatural propio del más digno de los estafadores, el estafador del corazón.
Se llama burdel y no castillo, preservativos y no carmín, whisky y no ron,
culpabilidad y no humo, y así describiendo cada una de las partes de tus
vulgares despertares más propios de un alcohólico que de un enamorado.
La mente del ser humano
puede ser tan maravillosa que es capaz de crear tantas mentiras para esconder
la verdadera verdad que se acaba olvidando de esta última para adoptar a las
mentiras como una realidad, y siempre que lo haga tu mente, la harán la de los
demás. Pero existe un simple problema…el mundo real, el que se sale del papel,
el que son edificios, calles, peleas, alcohol y drogas, el que te da un
puñetazo de vez en cuando para mostrarte que tu mundo es el hazmerreír del
resto, que ni Andersen haría un cuento con eso.
La triquiñuela del
disparo en la orilla ya ha dejado de funcionar, las noches de Luna y clavel ya
no son lo que eran. Y cuando el fin se acerque, no tendrás el valor para correr
la última cortina. Amigo, claramente, has elegido los pasos que querías dar,
has vivido tu vida de idiota y has viajado por todas las autopistas, eso sí,
siempre a tu manera.
Tendrás muchos
arrepentimientos, pero jamás querrás destapar tus mentiras y siempre creerás
haber hecho lo correcto, lo que seguía tus planes, y aquello que tan bien te ha
salido a lo largo de tu camino. Pero si recuerdas, hubo un tiempo, que seguro
que recuerdas, que mordiste más de lo que masticabas, que elegías todo ante la
duda, que te pasaste del límite y dejaste de ser tú mismo.
Te convertiste en lo
que eres ahora, pero eso sí, siempre…A tu manera.