Dearie, dearie, dearie,
Agradezco que me conozcas tanto como
para saber que leyendo tu carta, mis lágrimas eran de risa y no de
tristeza. Pero a la vez, no sabes cuanto me alegro de que me escribas
de nuevo para contarme tus inquietudes sobre ese mundo que yo conozco
apenas un poco más que tú, o al menos eso creo. Todos aquellos a
los que tú ves fracasar, todos aquellos de los que tú te ríes
cuando piensas que no eres la que está equivocada, en todos ellos
puedo verme reflejado, pero jamás de la parte que se despierta con
la sensación de morir de pena por la dolorosa pérdida de aquel que
está aún clavado en su pensamiento, sino que soy la parte sin
sentimientos, la parte que se acostumbra a ver más dragones que
flores por primavera.
Yo también puedo ver lo mismo, y mis
pasillos se llenan de retratos de esas insoportables sonrisas de
“mira lo que es a...eso”, incluso de aquellos a los que yo mismo
he quebrado los centros de su corazón, aquellos que aprendieron a
bailar conmigo, de los que fui el deseo prohibido, pero este juego
sigue siendo demasiado cruel con nosotros.
Y debo confesar, que después de tanto
tiempo, después de haber bebido las pociones necesarias para
olvidarme de todo aquello que fui y todo aquello que me ató a lo que
siempre había querido ser pero nunca me salió bien. Pero ha surgido
un pequeño problema. Primero me asomé en la ventana que no debía,
después abrí la puerta equivocada, y después de todo aquel
esfuerzo, después de , no diré lágrimas derramadas porque como
bien puedes saber yo soy el cocodrilo que creó al mayor Capitán que
hayan conocido los Siete Mares, pero eso es otra historia y creo que
te la sabes de memoria.
Finalmente, después de otra gran
aventura, conseguí robar una de las piezas más preciadas de nuestra
desdicha, una que tanto tú como yo queremos, y ahora, yo creo que
necesito más que tú. Robé un beso, exactamente eso, un beso,
demasiado para algunos, demasiado poco para otros pero suficiente
para mí. Y antes de que te plantees pagar la envidia, piensa en cómo
vamos a salir de esta, porque está llegando nuestro momento, dearie,
quítate esas tonterías de la cabeza y saca todos los libros de tu
vieja biblioteca. Es la hora de actuar. Tan solo pídeme un favor...y ya sabes el resto de la frase.
De nuevo atentamente, tu maestro