viernes, 14 de abril de 2017

¿Equilibrio?

Volar, que yo no sé volar, pero ando sobre el aire. Bailar, contra la gravedad desde mi alambre. Son tantas veces que en el suelo me estrellé, que he aprendido a caer siempre de pie para volverme a levantar y comenzar. ¿Quién dijo miedo? Quien tenga vértigo que baje que yo seguiré. Un pie y otro pie, tensando el cordel, mirando al abismo. El riesgo está aquí, y el público ahí y siempre es lo mismo. El tiempo que va aumentando el peligro, y aquí sigo yo, solo, cómo no, haciendo equilibrio.

Nunca pensé que íbamos a ser de anuncio, de película, de novela, pero esto cada vez se va pareciendo más a una pesadilla. Me agota, me cansa esta cuerda, la misma función cada vez que abre este circo, porque es lo que todo parece. No lo quiero, no lo necesito, aunque a veces venga más público del esperado. Unas veces  es entretenido, ahí en el centro de la pista, respirando la magia del circo que un día montamos. Todos mirando al equilibrista, oyendo su respiración, sintiendo que de su canción a tu corazón hay solo una cuerda. Otras veces la cuerda tiembla más de la cuenta, o directamente la cortas, las luces se apagan y se cancela la función. ¿Y sabes qué? Estoy muy cansado.

No puedo decir que me cansa porque sea monótono, al fin y al cabo el andar sobre una cuerda mirando al vacío se hace cada día más difícil, todos los días hay un nuevo motivo por el que dejarse caer, y otro por el que seguir caminando. Podría pensar que se me sigue encendiendo la sangre como la primera vez y vivo con la sensación de que tenemos algo pendiente, esperar, esperar, seguir andando, aguantando el equilibrio hasta que se termine la incertidumbre sobre la que seguimos pisando después de tanto tiempo.

Pero me harto, me canso, y no sé qué hacer. ¿Merece la pena? Antes solía tenerlo claro, pero las últimas veces que me he subido a esta cuerda, he dejado de tenerlo tan claro. Siempre lejos, siempre cerca, siempre lejos y siempre cerca. Ya no tengo las mismas ganas que en el primer pasodoble. Ya no tengo ganas de insistir, de pelear, de luchar; no sé si quiero que vuelvas a agarrarte de la mano de este comparsista, que me prestes el corazón y te entregues a la emoción.



No sé si va a aguantar mucho más este equilibrista.