Supongo que me cansé de vivir una mentira. Me cansé de soñar
despierto, dicho de un modo o de otro, me cansé de ser feliz. Me cansé de
intentar complacerte desde que te despertabas a mi lado hasta que te dormías
quien sabe si al lado de otro. Me harté de que la magia solo fluyese por tus
dedos cuando querías dejar de sujetar mis hilos, me harté.
Los recuerdos se agolpan en mi puerta, si no caben, en la
ventana, y a veces, incluso en el espejo; buscando cualquier entrada al mundo
que les lleve a mí, para que vuelva a ser eso, una marioneta. Pero de eso hace
mucho. Tú empezaste a utilizar a otro, con una nariz más grande, uno que te
mentía. Yo, mi vida fue, como dijo un grande, una caja de bombones, nunca supe
ni ahora sé lo que me va a tocar. Podemos empezar en un patio de Sevilla
rodeado de flores, árboles, plantas, no me podía quejar; llevaba una chaqueta
con mi corbata azul, un poco manchado por las cenizas del tabaco pero creo que
nadie se fijaba.
Me solía rodear de papeles, de libros y poemas que me llevaron
a la locura, de la que todavía no me he librado. Pero todo empezó a recordarme
a ti, así que digamos que…hui. A medida que mi corazón latía aumentaban mis
viajes, a medida que vislumbraba mis sentimientos, sacaba un nuevo billete de
tren rumbo a no sé dónde. Quizás la paradoja es que sigo buscando el buen tren,
que todavía no ha pasado, porque ahora que podemos considerarnos iguales, no
dependo de ningún hilo que me ate a ti. Puede que no me gustase Roma, París,
Udine, New York, Glasgow, Munich, y todos esos hogares de en sueño que he
tenido a lo largo de mis innumerables viajes.
Pero no he encontrado la ciudad
perfecta, supongo que nunca encontraré esa cama blanda, oliendo a tu perfume de
todas las noches de fiesta, con la almohada manchada de tu pintalabios y la
ropa desperdigada por la habitación, y lo más importante, tú. Supongo que nunca
lo encontraré. Ahora me dedico a
observar buscando. Está empezando a nevar, sí, hoy, precisamente hoy, el
día de tu cumpleaños, los copos de nieve caen con la misma suavidad con la que
nos besábamos sentados en el parque donde empezó todo, en nuestro parque, en
nuestro banco, nuestro. Quisiera desear vivir mi propio cuento de Navidad pero
ni soy el señor Scrouch, ni necesito recordar mi pasado para poder avanzar.
Quiero que aparezcas ahora mismo porque estoy justo debajo de un muérdago. Pero
los sueños, sueños son, he vuelto a
quedarme dormido en la estación y mi tren está a punto de salir. Bueno…
...Espero que este sea el correcto.