Tú que estás ahí, mirándome cual si yo fuera un loco, te puedo asegurar que de pobre tengo poco. Tú, que no
te enteras que la vida no se vive a tu manera. Tú que tienes la
pluma y papel de todos los personajes de esta historia loca que un
día decidiste inventar. Tú que me has creado en este libro como lo
que soy, como mi historia, como un continuo juego entre el placer y
los dolores, tú que quieres hundirme en la impotencia de saber, como
bien sabemos los dos, que quien hace la ley hace la trampa, que quien
tiene la pluma escribe la historia.
Solo espero que no creas en mi historia
antes de escuchar la tuya. Tú eres el que me ha hecho personaje, el
que me ha dado esta vida y el que ha hecho demasiadas elecciones por
mí. Tú, que jamás te has aburrido de escribir esto, tú que has
bajado la guardia, se te ha acabado la tinta.
¿Estás aburrido? ¿Ya no sabes que
hacer? Se te han acabado las maneras de hacerme la vida imposible, se
te ha acabado el gusto por el desamor, por los errores, se te han
acabado todos los recursos literarios para hacer desdichada la vida
de estos personajes, se te han acabado los ases bajo la manga y ya me
he aprendido de memoria tu trucos de magia.
Te invito a bajar, a volver a la
realidad, a intentar ser lo que has intentado crear, a levantar la
vista de ese escritorio sucio y viejo en el que llevas tanto tiempo
escribiendo. Se ha acabado tu momento y se te han rebelado los
personajes, tu historia sigue sin final, pero tu juego ha llegado a
él. Se ha roto la cadena del círculo vicioso al que tu llamas
obra, amor, poesía, historia, y esos halagos que solo salen de tu
boca. Nos has dejado pensar, nos has dejado razonar y nos has
permitido vivir por un momento lo que todo viviríamos sin ti, y nos
hemos dado cuenta, empezando por el que escribe, que todo es mejor
cuando se hace caso al que siente, al que no piensa, al que se
equivoca más que nadie, pero el que más disfruta de sus pocos
aciertos hasta que llega aquel del que todos hablan, al acierto
eterno.
De puerto en puerto se ha cansado de
vivir un capitán, de escuchar los cantos de sirena y reparar el
barco cada vez que había que zarpar de nuevo. Es hora de dar la
vuelta a la historia, de vivir, de sonreír, de disfrutar, de a...de
eso. Se han acabado las líneas que solo sabían contar las penas del
poeta, se ha acabado la historia de a...eso más corta e intensa que
he podido sentir y me he quedado sin nada que hacer en esta historia
salvo escribirla.
Tomo el relevo, la pluma y el papel y escribo lo
que será de mí, que no lo sé, ni si quiera sé si será más
excitante o intenso que lo vivido ya, poco probable, pero simplemente
ha llegado el momento en el que me toca decidir a mí. Puedo andar
hacia atrás, lo que puede llevarme a corregir errores, a cambiarlo
todo, o a cometerlos de nuevo o incluso de peor forma porque soy lo
que soy gracias a lo que he sido. O puedo andar hacia delante con los
ojos tapados esperando más camino, más puertos, más aventuras o
llegar al precipicio.
Y ese es un riego que todo loco de este mundo está dispuesto a correr.
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