Siempre quieres conseguir algo hasta que lo logras, en ese
momento quieres otra cosa, o fracasas, entonces te rindes. No sé qué me llevo a
mirar hacia abajo antes que hacia arriba, en vez de a las estrellas en su
multitud miré la oscuridad, me fui por el camino de la izquierda saliendome del
de las baldosas amarillas. Fuera de la vista del ojo que todo lo ve, fuera del
halo protector de los cuentos y maravillas de cualquier soñador. Todo se basó
en una caída, sin fin, sin destino, y lo peor de todo, sin motivo. Todos mis
delirios circularon cuales carros de caballos en frente de mis narices, cada
instante, cada recuerdo y cada pensamiento que alguna vez tuve en mi corta
vida.
No fue sin comerlo ni beberlo, fue queriendo, fue
conscientemente y fue por deseo propio, ¿un error? Eso tendré que juzgarlo a
partir de hoy. No voy a desear tener siete vidas porque nunca me han caído bien
los gatos. ¿Pero qué digo? Puedo volar por fin, puedo hacer lo que todos
querían, puedo presentarme en cada ventana y asustarlos a todos, puedo ser el
monstruo de debajo de la cama, puedo ser el pariente atormentado y puedo ser
cada uno de sus miedos y alegrías de su vida, puedo ser lo que ellos quieren
pero no lo que yo quiero, y he aquí la ironía de la segunda vida.
Llegó el día que unos buscan y otros evitan, el día que dejo
de sufrir, el día que me marcho al mejor lugar, a donde yo quiera, a donde
todos envidien, el día que las cadenas del sistema y de las leyes se han
soltado, el día que me guío por mí
mismo, es un día más en el calendario. Si lo pinto tan bien, ¿por qué
evitarlo?
Vaya sarta de sandeces se escriben en esos libros destinados
a dominarnos, a sumirnos en un mundo de pena con la única solución de creer en
algo que no somos nosotros mismos, en vivir como víctimas y adorar figuras que
no nos llevan a ninguna parte, básicamente lo que hacen la mayoría de las
personas que solo saben abrir el corazón y lo que no es el corazón para sus
propios intereses.
Estoy en el medio, entre la luz y la oscuridad, estoy
aburrido y solo, pero eso no es novedad. Estoy ahogado en el bar de las míticas
canciones, estoy donde debería estar, ¡soy
libre! Por fin. Y ha llegado el momento de declarar ante mí mismo, ante la
persona más importante de mi vida, ante el tribunal de mi memoria y el jurado
de mi corazón a la espera de sentencia.
Justo en el preciso momento en el que se detuvo un recuerdo, se detuvo una imagen, un instante en el que se resume el mayor de los deseos de cualquier persona, ese momento indescriptible de cada uno, esa primera vez para todo, esos años, esa vida, eso que siempre deseas... El tribunal había decidido, el momento preciso y la sentencia definitiva, algo justo, acertado o no; al haber sido mi vida demasiado corta....
Antes que morir, mejor no crecer.
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