lunes, 22 de diciembre de 2014

La magia de la vida

La vida avanza a pasos agigantados sobre el desierto en el que pintamos corazones sobre la arena, corazones que nuestra propia tormenta hizo desvanecerse, corazones que no duraron tanto como parecía que durarían. Pero la vida sigue caminando por esos caminos donde antes estaba todo pintado, construido, en sus correspondientes pedestales, donde ahora todo está derruido, donde solo hay polvos y sombras, que recojo a mi paso para las lecciones que debo aprender para mi futuro dorado.

La magia siempre está presente, en cada rincón de cada lugar, en cada mota de polvo, en cada resto de lo que fue y de lo que pudo ser a lo largo de todos mis interminables días. Y es esa misma magia la que me acompaña en cada paso que da mi vida, la que enciende la luz cuando los túneles son oscuros, la que mueve mis pies sobre las aguas que ahogaron a todos los que intentaron atravesarlas nadando, la que ahuyenta los cantos de sirena y despeja mis dudas en todos los momentos de incertidumbre.

Es esa magia la que un año más ha vuelto a sorprenderme, para variar. Pero, ¿qué es la magia? No es lo que sale de las varitas, no es lo que sale de las manos de los brujos, tampoco es hacer desaparecer una cuerda o cortar a una persona a la mitad, al magia son detalles, son hechos, palabras, y todo ello lo reúnen las personas; la magia está en las personas, la magia son las personas, no la crean, lo son.

Cada caída es magia, magia que puede provocar una sola persona, magia negra, oscura o como quieran llamarla, pero cada vez que nos levantamos de nuevo, es la magia de todos aquellos que agarran nuestros brazos para ponernos en pie. La magia no se busca, se encuentra, llega, surge, aparece, pero no se puede pedir magia a esas personas que no están destinadas a tenerla en nuestra vida. No podemos exigir aquello que no damos. La magia surge del respeto, el aprecio, la amistad, la tolerancia y la fidelidad, miles de detalles que hacen a unas personas dejar huella en la vida de otras y no ser un obstáculo más en el camino, y ahí, justo en el momento en el que la huella pisa el corazón y el alma, surge la magia, la mayor de todas, esa yo no esperaba y que jamás he pedido. Nadie tiene la fuerza para hacer magia en otro simplemente con la voluntad, son detalles que hacen a alguien especial, y la puerta está abierta.


Después de todo, es su magia lo que cada persona deja en nosotros.

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