domingo, 19 de julio de 2015

Dark One II

Dearie, dearie, dearie,

Agradezco que me conozcas tanto como para saber que leyendo tu carta, mis lágrimas eran de risa y no de tristeza. Pero a la vez, no sabes cuanto me alegro de que me escribas de nuevo para contarme tus inquietudes sobre ese mundo que yo conozco apenas un poco más que tú, o al menos eso creo. Todos aquellos a los que tú ves fracasar, todos aquellos de los que tú te ríes cuando piensas que no eres la que está equivocada, en todos ellos puedo verme reflejado, pero jamás de la parte que se despierta con la sensación de morir de pena por la dolorosa pérdida de aquel que está aún clavado en su pensamiento, sino que soy la parte sin sentimientos, la parte que se acostumbra a ver más dragones que flores por primavera.

Yo también puedo ver lo mismo, y mis pasillos se llenan de retratos de esas insoportables sonrisas de “mira lo que es a...eso”, incluso de aquellos a los que yo mismo he quebrado los centros de su corazón, aquellos que aprendieron a bailar conmigo, de los que fui el deseo prohibido, pero este juego sigue siendo demasiado cruel con nosotros.

Y debo confesar, que después de tanto tiempo, después de haber bebido las pociones necesarias para olvidarme de todo aquello que fui y todo aquello que me ató a lo que siempre había querido ser pero nunca me salió bien. Pero ha surgido un pequeño problema. Primero me asomé en la ventana que no debía, después abrí la puerta equivocada, y después de todo aquel esfuerzo, después de , no diré lágrimas derramadas porque como bien puedes saber yo soy el cocodrilo que creó al mayor Capitán que hayan conocido los Siete Mares, pero eso es otra historia y creo que te la sabes de memoria.


Finalmente, después de otra gran aventura, conseguí robar una de las piezas más preciadas de nuestra desdicha, una que tanto tú como yo queremos, y ahora, yo creo que necesito más que tú. Robé un beso, exactamente eso, un beso, demasiado para algunos, demasiado poco para otros pero suficiente para mí. Y antes de que te plantees pagar la envidia, piensa en cómo vamos a salir de esta, porque está llegando nuestro momento, dearie, quítate esas tonterías de la cabeza y saca todos los libros de tu vieja biblioteca. Es la hora de actuar. Tan solo pídeme un favor...y ya sabes el resto de la frase.


De nuevo atentamente, tu maestro

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