Como esa típica película americana, me cambié de casa.
Como esa típica película americana, guardé los recuerdos en el desván.
Como esa típica película americana mi historia de amor
fracasó.
Pero a mí no me gustan las típicas películas americanas, me
gustan…las mías.
Precisamente de esos recuerdos que guardé en el desván encontré
mi antiguo diario, mi particular ‘’Diario de un Asesino’’. Empecé a leerlo de
nuevo hace unos días y acabo de terminarlo. Cada página es un nuevo recuerdo,
es un nuevo mar de lágrimas que no eran mías. Ganaba, una y otra vez, ganaba,
era mi propia película y ganaba yo, el malo, el que nunca debe hacerlo. Todas
tenían el mismo guion, una chica y sus sentimientos, yo y mis…prometí no reírme
así que dejemoslo en…yo. Todo empezaba con un beso, y seguía con muchos más
hasta que empezaba todo a torcerse y antes de que me tocara sufrir, el demonio
de mi hombro izquierdo daba órdenes y empezaba, como todos lo llamaban, el
verdadero show. Empezaba a ser yo mismo sin importarme los sentimientos de la
otra persona, a buscar el bien individual y no el de los dos y sobre todo lo
demás, hacer daño, cosa que me encantaba.
No paro de pensar en lo maravilloso que era aquello y me he
dado cuenta de que soy demasiado joven como para dejarme engañar y entregar eso
que dicen que me late dentro y que estoy dejando de darme cuenta de que lo
tengo. ¿Sentimientos? Solo hacen daño y se pueden ir por donde quieran, estoy
harto, harto de que haya intentado cambiar y mi fama me haga errar una y otra
vez, incluso años después, algunos tienen muy buena memoria. Si tanto lo recuerdan
y si tanto hablan de que soy así, lo seré, calma, pero no porque os otorgue la
victoria, no, no porque quiera callar ninguna boca, no, lo hago por mí mismo,
lo hago porque en ese momento y de esa manera, mi vida era demasiado perfecta, tanto
que dejé de creérmela y decidí cambiar de rumbo, y mi barco encalló.
Esa sensación de ser dueño de mis actos, esa sensación de
saber lo que quiero un día y que al día siguiente quiera otra cosa, y lo mejor
de todo, conseguir ambas, salirme con la mía sin rendirme, ser querido sin
querer, saber que por un momento manejo los hilos. No mentir, volver a ser esa
persona tan directa que se ganaba enemigos desde que salía por la puerta de la
calle, que la sinceridad y el alcohol vuelvan a ser mis vicios, que olvidar rápido
sea la vacuna para mi enfermedad y que el sueño solo sirva para elaborar el
plan maquiavélico que comienza con mi despertar. Volver a ver mundo, volver a
donde todo empezó, allí, a la Bella Città, la eterna, Roma, que curiosamente,
al revés es mi kriptonita, el anti-yo, no miedo, sino asco.
Simplemente he decidido que así me irá mejor, como en un
momento ya me fue. El camino erróneo solo me hizo aprender. Mi vida dejará de ser
ese círculo vicioso de dolor y sentimientos. Todo se basará en aquello que
siempre me mantuvo contento.
Mi vida fue y será una fiesta continua.
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