martes, 24 de diciembre de 2013

18, sí, mayor de edad.

Llegó el día. El día que he esperado con más ganas, y he sido el último en tenerlo. Ha llegado el día en el que cambia algo más que otro año añadido al DNI, cambian muchas cosas.

Es el día en el que cumplo 18, sí, por fin; ya no tendré que pedirle el DNI a mis amigos para entrar en la discoteca, o esperar a que los demás me compren el alcohol, sí, ya puedo entrar en la cárcel, son muchas cosas. Es otro año que ha pasado, un año muy especial, un año grande. Acabé el instituto, me gradué, me despedí de esas pizarras y mesas para cambiarlo por otras a bastantes kilómetros de allí. He salido del nido, me he ido de casa para vivir solo, en una ciudad como Madrid, la capital, suena bien, ¿eh?

Han cambiado tantas cosas, que son pocas las que siguen iguales; es un gran paso aunque no lo parezca. Pero yo no he cambiado, mi inmadurez o mi mentalidad de chaval de tres años no cambio, y para eso están los de siempre para recordármelo. Mis amigos, esos sí que no cambian, año tras año, solo consiguen ser más grandes que el anterior, seguir a mi lado y hacerme disfrutar de la vida como solo ellos saben; esas personas tan especiales para las que se me acaban los adjetivos cuando quiero describirlos, desde el loco de los locos, hasta el gato con botas o el chico más grande, uno a uno, cada cual con sus virtudes, porque yo no veo defectos.

He estado deseando este día durante mucho tiempo pero he disfrutado cada segundo esperando, estos 18 son especiales pero el año de los 17 ha sido el mejor año de mi vida, algo increíble que veo muy difícil de repetir, es más, lo consideraría una proeza. Este paso no lo doy solo, lo damos todos, porque aunque solo sea yo el que cumpla años, vosotros os agrandáis una vez más, seguís siendo los mejores. Dicen que las personas grandes se hacen gracias a los que están a su lado, pues debo ser un gigante porque es imposible ensombrecer vuestra grandeza.


Otro año más, otro sentado en el banquillo, otro en el Olímpico y otro con mi compañero inseparable, ese que se ha venido conmigo al Norte. Estos 18 y este cumpleaños en un día tan especial solo me recuerdan lo especial que me siento por tener lo que tengo, unos amigos y una familia que a más de uno le gustaría tener, de un apellido y de otro. Y es que nunca me gusta cumplir años solo.


Hay que aprender a ser grande de quien ya lo es.


Siempre a mi lado en cada momento.


Como una sombra como un hermano, siempre inseparable.

No se puede pedir un hermano mejor.



El chico más grande de todos.


Los grandes.
Vosotros, que cumplís años conmigo y sois más grandes, sí. GRACIAS.

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