lunes, 11 de junio de 2012

Un mondo ballerino


Las flores se marchitan, los jardines se renuevan, la gente muere, las guerras acaban; todo sigue un ciclo, todo en esta vida sigue igual, aunque algunos nos quejemos de ello.

Claro que cansa levantarse todos los días a las 7:26 de la mañana, descansar 2 días y otra vez levantarse a esa puta hora. Sentarse 6 horas al día en esa maldita silla verde, pero todas las cosas terminan, todo llega a su final, aunque luego vuelvan a comenzar, peor tardan y vuelven como si todo fuera nuevo.

Pero todas las monedas tienen dos caras y la felicidad no dura tanto como prometen las canciones, el amor no es tan bonito como escribe Bécquer, ¿o sí?, ¿para qué comprobarlo?

Siempre pasa lo mismo, esto se me hace monótono, no me valía hacer de tripas corazón, esforzarme una vez tras otra en corregir todos los errores, pero aprendí que la perfección es subjetiva y que los errores no son más que capacidades que tengo, cualidades que no se corresponden con las demás, por encima de la media, un fuera de serie.

Nada en esta vida está hecho, nada se da por la cara bonita de cada uno, nada viene indicado con un guion, aunque algunos y sobretodo algunas deberían nacer con un manual de instrucciones.
Todos los días de aquí para allá, una vida de perro, una vida de soltero, un nómada de corazones, sin duda la vida deseada de todo hombre, sin sentar la cabeza, ¿para qué?

La vida es difícil, la vida es bonita, es fea, depende de las gafas que te pongas ese día, aunque algunos ni con lentillas van a saber el mundo que tienen delante.

Sencillamente, todo está bien tal y como está, una vida a la que me adapté hace tiempo y no me afectan los cambios, cosa que no hay.

Hay cosas que no cambiaran nunca.


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