lunes, 29 de octubre de 2012

Esto se escapa del alcance de los números.


Me quedé dormido debajo de un árbol, cual Newton, pensando en la distancia que puede haber de aquí al cielo; pero no al cielo de arriba sino al cielo subjetivo al que no necesariamente llegamos al morir sino al obtener los placeres de la vida.

En mi pecho descansaba mi libro de física, y sobre el suelo el de matemáticas, llevaba 3 días durmiendo al debajo de ese árbol leyendo palabra por palabra lo que venía en el libro, y releyéndolo por si se me escapaba alguna fórmula que me ayudase. Pero me he rendido y he dejado los libros allí, vengo por el camino más largo a casa, sin nada, ni si quiera los saqueadores podrán robarme por el camino, soy tan desdichado que no tengo nada, ni dinero, ni comida, ni agua y lo peor de todo, ni respuestas. Siempre me he hecho esa pregunta, cada noche soñaba que cogía mi carro de caballos y recorría distancias larguísimas, traspasaba límites insospechables y tras un viaje eterno, llegaba, ya viejo a mi cielo, no el del vecino, al mío. Pero todo se quedaba al lado de la almohada.

Estoy a 3 pasos de casa y no me atrevo a entrar, no quiero verme otra vez en la soledad con la duda. Pero pienso en el anciano que vi por el camino, era ciego, cojo, lisiado, pobre, iba con su mujer y sus hijas camino de la ciudad y presumía: ‘’Esto es como estar en el cielo’’
¿Por qué diría eso? Con todo lo que le pasaba, ¿el cielo? Pero no es el único desdichado al que se lo he oído, y pensé que tal vez todo sea culpa mía, que mi felicidad no dependa sino de mi manera de ver el mundo, de las personas que me rodeen y como me sienta con ellas.

Voy a armarme de valor, creo que ya sé de qué va esta historia, que ya entiendo como la escribes. Creo que he encontrado la respuesta y voy a por todas.
Voy a su casa, voy a ver como está, saludarla, besarla, creo que este es solo el principio.
La puerta está abierta…


-          ¿Hola? ¿El cielo, verdad?

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