Llevo desde verano buscando entre las estanterías de mi biblioteca
un libro, una frase, una palabra; entre todos mis CDs también busco alguna
canción, algo que te describa algo que me diga’’ esta es’’.
No puedo describirlo, no porque no me haya estudiado la
lección o no me haya leído el manual de instrucciones, sino porque no sé,
simplemente no sé, no me lo han enseñado y solo sé que es muy difícil de
aprender. Quisiera encontrar esa manera de decirte que te quiero, esa manera de
decírtelo al oído y susurrarte todo lo que siento, dirás: ’’Será el momento, no
la manera, ¿no?’’ Pues no, la manera, porque decírtelo así sería como si te
llevo al cine a ver una película y tengo que susurrarte para pedirte palomitas
y no molestar a nadie, decírtelo así digamos que sería muy fácil y con pocas
probabilidades de éxito.
¿El momento? No voy a pensar en el momento porque creo que
me pondría nervioso y no me atrevería a hacerlo, y no me gusta seguir guiones
si planificar mi vida, prefiero improvisar.
No lo entiendo, si ves mi historial, corrijo: mi largo
historial, puedes llegar a pensar lo que piensan todos en general ese cuento de
que voy destrozando corazones allá por donde piso, que no tengo sentimientos y soy el malo malísimo de todos los cuentos.
No lo entiendo, en tan poco tiempo no es normal, no es un
flechazo, no llega a eso pero no puede ser, no me gusta pensarlo ni decirlo
pero no soy capaz de guardármelo. No voy a decir esas ñoñerías de que quiero
despertarme en tu cama ni cosas así. Simplemente busco ese momento de
susurrarte al oído lo que todavía no he dicho, lo que todavía me guardo,
digamos que la traca final. Pero para hacerlo, necesito saber expresarme,
necesito la canción, la frase, necesito algo que me ayude a decirlo.
Y después de tanto buscar, pensar y sentir y sobretodo
escribir sin sentido, creo que encontré una palabra, sí…
Tu nombre, esa es la palabra, tu nombre, que por algo te lo
pusieron.
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