Aquel día aprendió muchas cosas. Desde la mañana tranquila
hasta la noche de desenfreno, un día para aprender. Una clase magistral de la
vida, cómo andar, cómo querer, cómo besar…La vida la aprendió en un solo día.
Las estrellas ese día se alinearon de forma diferente y
empezaron a brillar más que nunca, comenzando por el Sol, su despertador diario que entraba sin permiso por la
ventana, entre las cortinas anunciando un nuevo día que aparentaba tan
desastroso como los anteriores.
Pero hasta el desayuno fue diferente ese día, el trabajo fue
diferente, incluso ella parecía diferente…Sentada en otra mesa diferente a la
de todas las tardes en el Starbucks de Callao. La gente tenía una mirada
diferente, sonreían, y él devolvía las sonrisas, como iba contando…un día
diferente. Y todo empezó con un ‘’perdona, ¿tienes hora?’’ .
Todas las historias de amor empiezan con un choque fortuito,
con un príncipe salvando a una princesa, pero claro…ese día todo era diferente.
‘’No, no tengo’’ y se fue. Inesperado para alguien que llevaba días y días
haciendo su camino de vuelta a casa más largo de lo normal solo para pasar por
Callao y verla sentada en la mesa de siempre, pero claro…ese día era diferente.
Ese día tomó una decisión diferente a los demás. Esa noche
parecía otra, con más estrellas, con más vida, con ella. Otra noche rodeados de
alcohol y fiesta, de borrachos y vagabundos, de trozos de vidrio y olores
nauseabundos. Y a él le dio por pensar, por querer ser su medicina, sus
silencios y sus gritos, sus penas y alegrías y confió en la Luna para que
obrase el milagro.
Pero no sonaban tangos, tampoco la campana y la Luna se
apagaba, cansado de esperar decidió, por fin, ese día, el día diferente a los
demás, decidió. Decidió que era mejor la
guerra con ella que un invierno solo, que quería ser la espina de su rosa, que
quería empezar a hacer latir eso que un día los biólogos llamaron corazón, que
decían que latía o que sentía, eso.
Ese día, sí, ese día reunió el valor suficiente como para,
después de vaciar su quinto vaso, lanzarse al vació, dejar de pensar y ser
fuerte para probar, querer y hacer querer, arriesgar, y para esa lista de
verbos sentimentales que todos
conocemos. Ese día encajó la última pieza del puzzle, ella, ese día terminó un
viaje para empezar otro, ese día por fin consiguió probar sus labios, consiguió el dulce de sus besos y
la eternidad de sus miradas, y lo consiguió en un día diferente..
El día que decidió no mirar atrás.
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