jueves, 3 de octubre de 2013

In attesa di una lettera d'amore

Recién despierto, tumbado en la cama,  solitario como un barco a la deriva en una noche de gennaio, esta es mi historia. Me perdí en el verde de sus ojos y en el rojo de sus labios.
 Otra noche más buscándola en el fondo del vaso, de uno y de los siguientes. Otra noche dando tumbos por Roma cansado de leerla al revés.
¿Y si me rindo? Estoy cansado de verla en todas partes y que sea un espejismo en un desierto de corazones rotos, se ha ido.  Fallé en mi intento y no me perdonó. Ser humano no vale. Yo nunca he sido apto para el amor, siempre suspendo ese examen y ya me cansa tener que ir todos los años a septiembre. Vivo en Roma, que al revés es amor, me persigue, no me deja dormir, ese maldito recuerdo de las noches en el césped después de una tarde juntos, esos besos en el parque en los que me prometías en vejecer junto a mí, todas esas miradas llenas de sentimientos que me llegaban al alma. Todos esos intentos tuyos de aprender italiano para poder entenderme mejor, todos esos intentos míos de morderte la boca, y todos esos recuerdos que tengo en mi corazón, en el que siente de verdad.

Es cierto, soy demasiado complejo para toda la vida, pero tampoco se me ha dejado intentarlo.  Yo escribí mi cuento y tú eras mi princesa, pero a mí me tocó ser el dragón. Yo intenté llegar a tiempo, pero el tren se fue y una vez más no me subí, pero no es una vez más cualquiera, no es una de las anteriores.

Tal vez me lo merezca, tal vez no tenga corazón, pero eso es imposible porque lo que me dolía cada vez que me dabas la espalda no puede ser producto de la ficción. Y en eso se resume nuestra historia, esa es su definición, una historia de ficción que las cartas que me mandas cada semana no son capaces de mantener.


Acoso al cartero semana a semana para que me dé antes las buenas noticias que las malas, pero al fin y al cabo, todas las noticias son malas desde que no estás aquí. 

 Pero sigo esperando que vuelvas.

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