jueves, 30 de enero de 2014

Principio del fin. Acto 3.

El silencio invadía la capital y la oscuridad empezaba a unirse a su cruzada. Las calles desiertas asustaban a los guardias, el ataque inminente era la mayor amenaza de los últimos años. El Sol amenazaba a las colinas con ponerse detrás de ella y comenzar la noche más oscura del año. En cada una de las esquinas estaban preparadas las pilas de madera preparadas para ser quemadas  a la hora de ponerse el Sol como marcaba la tradición. Los habitantes de Staranthell no daban señales de vida, ya no era la ciudad de antes, con los pájaros cantando desde el amanecer, los niños correteando por sus calles y los sonidos de toda ciudad feliz como los que habitaban en ella. Se iluminaba la luz de la Taberna del Lobo, “El Lobo” era el dueño de la taberna, conocido así por salir de caza con lobos y no con perros. Dentro se reunían un número considerable de ciudadanos, no muy adinerados, ya que en las condiciones del reino solo los gobernadores gozaban de privilegios, tenían ropa mugrienta y rota, con olor a cerveza y tabaco. Se reunían unos cuantos hombres de mediana edad a exceptuar un par de jóvenes entusiasmados, de los pocos que aún seguían en el reino; las medidas de Sheltor habían acabado con las esperanzas de la población más joven y la mayoría se habían ido fuera del reino.

-         - Señores, hoy es el día – Sonreía Lobo  desde la barra dejando las jarras de cerveza sobre ella.
-          -Sí, Lobo, por fin, hoy es el día, nuestro día, hoy se acabaron las cadenas, queremos un nuevo Lyor, el Lyor de antes.-  Dijo el más joven de la sala; rondaba los 20 años, castaño claro de pelo, una mirada impactante, unos ojos grises que llegaban hasta el final del tu alma, alto, fuerte, y con una energía vital que asombraba al resto.
-         - ¿El Lyor de antes?  Shivil, tienes 20 años, no sabes cómo era el Lyor de antes, jajajajaja- Lobo inició una risa generalizada.
-          -Pero, Lobo, ¿cómo vamos a entrar en el castillo?, el Rey ha doblado la guardia.
-          -No empecemos con el pesimismo de siempre, señores. El plan sigue según lo previsto, hemos dividido los hombres que tenemos en cinco sectores, cuatro asaltarán el castillo y otro distraerá al ejército con revueltas en la ciudad. Es todo muy sencillo, solo hace falta ser cautelosos, recordad que no importa el número de seguidores sino la convicción de las creencias.
-          -Bien dicho, ¡un brindis por Lobo!

Sus jarras chocaron entre ellas dejando caer la espuma de la cerveza que contenían. En la esquina de la taberna había un hombre, no muy mayor, con el pelo oscuro y los ojos marrones, nada que destacase a la vista de ninguna mujer u hombre, estaba acurrucado en su asiento tapado por una manta, Lobo se dio cuenta.
-          -¿Qué haces ahí? No te vero muy entusiasmado con la liberación, Erenthor.
-          -Me entusiasma la liberación, pero no ver a Sheltor.
-          -La cabeza de Sheltor decorará esta taberna.
-          -He oído que, con su ejército, cuando tengamos el castillo, arrasará con nosotros y gobernará, como siempre ha querido.
-          -¿Cómo? Sheltor ha huido, como el perro que es, ha salido corriendo colina abajo hasta desaparecer porque sabe que será el primero en caer.
-          -Pero volverá, lo sabes. Por su culpa estamos así. ¿Por qué no dialogamos? El Rey ha bajado los impuestos.
-          -Justo hoy, el gran día los ha bajado, no, no hay diálogo que valga, la palabrería de ese Rey inútil ha llevado al reino a la más mísera de las ruinas.
-          -Pero…
-          -No hay pero que valga…Queda una hora y no vamos a echarnos atrás.
-          -Lobo, tu cabeza se paseará por el Palacio de los Rostros…

-          -Cállate, ¡ todos a sus puestos!


¡Que comience el principio del fin!

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