Poco tiempo, en pocos días empieza todo. Apenas me doy la
vuelta y ya se están yendo sin mí. Es una completa locura que jamás lograré
entender. Han pasado trenes y trenes por la estación de mi corazón, pero ¿qué
sentido tiene esperar siempre? ¿Por qué esperar?
¿Acaso alguien merece que yo espere por ella? No se llama
orgullo, se llama cansancio y un poquito de amor propio. Parecerá inmaduro, que
lo soy, parecerá mentalidad de niño de 4 años, que la tengo en algunas
ocasiones, pero no dependo del pensamiento y la opinión ajena para camuflarme.
Tonterías aparte, creo que me he hartado de esta situación, de ver pasar
siempre el mismo tren, o trenes; de la monotonía de este banco, de esos ojos
marrones que nunca me han atraído, esa deformidad que pareció atractiva unos…2
segundos que el alcohol y la desesperación consiguieron ganarme la partida,
como ya ha hecho con un vasco que yo conozco.
Estoy muy harto de la monotonía de mi vida, de la ciudad,
del humo, el tráfico, la oficina, el tabaco, el ruido, quiero mudarme, quiero
ser un tren. Quiero ir donde me plazca, viajar alrededor del mundo, Roma, París,
Río, Estambul.
Dentro de la jaula de mis defectos y mis cualidades, no
pienso estarme quieto.
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