sábado, 8 de septiembre de 2012

¿Cuánto tiempo? (Tic, toc)


Vino de repente en un verano, dejó caer sus ojos verdes sobre mi campo de visión, su mirada atravesó mi corazón, como hizo la flecha de Cupido, menos mal que disparó dos veces.

Pero me parece totalmente injusto, porque desde un invierno un tanto complicado para más de uno, no he vuelto a dar con ese flechazo que te hace pensar ‘’Para’’.

Dicen todos los cuentos, todas las historias, esas leyendas que pasan de boca en boca, de generación en generación, esas paparruchas como las llamo yo, dicen que solo sucede una vez, que es único e inigualable, que es la mayor fuerza que existe en el mundo; y lo peor de todo, que por esa regla, no lo encontraré jamás.
He buscado por todos lados, dentro de cada vaso, de cada corazón que he acabado destrozando, incluso debajo de algunos que ya estaban destrozados, he removido entre lo poco de cordura y cariño que me queda, y una vez más he fallado.

Me gusta pensar que el capullo que mueve los hilos, el que escribe toda esta historia, sí, ese, me está puteando un rato para divertirse; pero si cuestiono su existencia, ¿a quien le echo yo la culpa?, ¿a mí?
No soy de esos que admite pronto las cosas, tengo una cosa que les falta a algunos pero que a mi me sobra mucho, a veces demasiado, bueno no, nunca me sobra porque siempre me hace falta, se llama orgullo, que me ayuda a levantarme por las mañanas más de un día lluvioso.

No me gusta recordar todos los errores del pasado pero no puedo evitar hacerlo, ¿será que me he pasado y ahora me toca joderme? No creo, ya me tomé la justicia por mi propia mano y me lo pasé genial aunque solo lo hiciese yo.

A veces me gusta pensar que no existe, que todos moriremos solos algún día, pero no tiene sentido evadir una de las mayores realidades que existe.

Es un sentimiento, una reacción química, y puede que mi cuerpo no esté preparado para que pase otra vez, puede ser mucho esfuerzo, o el miedo al fracaso, pero está tardando demasiado.

Solo quiero que no tarde tanto, quiero mi segunda oportunidad, la que todos merecemos, quiero que el capullo que mueve los hilos se fije en otro aunque yo sea el mejor de todos.


El tiempo pasa rápido y no es muy amigo mío.



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