domingo, 23 de septiembre de 2012

Good night


Era uno de esos días en los que no me apetecía levantarme de la cama.
Era uno de esos días en los que tenía las sábanas pegadas.
Era…uno de esos días.
Estaba lloviendo, no había subido la persiana, ni me había asomado al balcón, pero se oía el ruido de las gotas caer. No fue uno de mis mejores días, las ganas de levantarme eran directamente proporcionales a mis ganas de vivir.

No había dormido en toda la noche, no paraba de dar vueltas por casa, no podía encontrar ese sueño de cada noche que me separaba del mundo real por unas horas.
Las voces de la calle me mantenían en vela, el tráfico alrededor del Coliseo era demasiado ruidoso, los coches, los gritos, las risas, ¿o sería la envidia? Pero no fui capaz de pegar ojo.
Pero el peor motivo de todos fue ella, esa asquerosa discusión que tuvimos 2 días antes. Los celos y mi desconfianza me habían traicionado otra vez, comencé mi propia caza de brujas como si fuese el mismísimo Scooby Doo y Misterios S.A.

Pero una vez más, me equivoqué; resulta que me quería y todas esas ñoñerías que ignoro, las cosas bonitas que ni digo ni hago, esas cosas que me impide comprender mi carácter de piedra.
No podía vivir, no podía dormir, no podía realizar ningún verbo de la tercera conjugación sin ella, mi vida carecía de sentido y esa noche, vinieron a visitarme todos esos fantasmas del pasado que tanto odiaba.
Cada vez que cerraba los ojos aparecía uno nuevo para recordarme lo mal que lo había pasado, y al final de cada imagen salía ella llorando, por mi culpa.

Lloré toda la noche hasta que decidí ver la televisión y tomar un vaso de ginebra. Pero cuando iba a encenderla, sonó el teléfono :
-        -  ¿Sí?
-         - Abre la puerta.
Abrí la puerta de casa y ahí estaba ella, con los ojos rojos de llorar:
-         - Hola
-          -Hola
-          -Te quiero
En ese momento me lancé a darle el mejor beso que jamás he dado, el que mas sentimiento tenía, la quería…Yo…


La quiero.



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