Paso las páginas de mis álbumes de fotos y sigo igual, no sé nada.
Tengo algo bruto, algo español, que me hace sentir como sopla en viento de Levante.
Algo delicado, romántico, del norte de Lyon, pero demasiado refinado para llegar a Bourdeaux.Mente portuguesa, con descaro desde aquel desafortunado día el las afueras de Setúbal.
Puedo llegar a parecer de hielo, un moscovita más, pero en el fondo tengo mi ''corazón'' aunque tenga esos días espesos, mis días amargos, sin sal, como si viniese de la mismísima ciudad de Londres.
Los desmadres y las locuras alemanas cada vez que cojo algo de alcohol, tal y como me enseñaron en Munich. Un carácter italiano, soy un caradura, de esos que andan dando vueltas por la Piazza Navona de mi amada e intangible Roma, pero me sorprende la magia que me traje sin quererlo de ninguna de las maneras de la bella Udine.
La verdad es que no sé donde quedarme, no tengo la menor idea de nada, cada momento me conviene una nacionalidad. Hoy ruso, mañana italiano.Pero es lo bueno que tiene ser ''Internacional''.
Al fin y al cabo, demasiado complejo para toda la vida.
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