martes, 3 de abril de 2012

El enamorado

Otro día más, otra vez castigado, nunca entenderé el motivo.
Tengo 4650 millones de años y de nuevo tengo que irme a casa más temprano de la cuenta, siempre cojo mis prismáticos, te doy un toque, y cuando te veo abriendo la puerta, no puedo parar de mirarte, pero papá y mamá son demasiado estrictos como para que tarde 1 solo minuto en llegar, dicen que tengo que cumplir los horarios a raja tabla.
Yo no le veo sentido, siempre intento explicárselo, entro en el salón, mamá está en la cocina, con su corona de laureles el la cabeza, mira hacia atrás y sonríe, pero papá nunca sonríe. Siempre está sentado en el sofá, leyendo el periódico y cuando empieza el tiempo, atiende a la televisión, su humor depende demasiado de la tele, me preocupa, si llueve, no me deja salir y manda a sus colegas a recogerme. Pero cuando no llueve, me obliga a salir de casa. Siempre le digo lo mismo, pero no me hace caso, le digo que me deje hasta más tarde, pero dice que es muy importante que llegue a mi hora, que me puede pasar cualquier cosa, a veces me deja más tarde pero salgo también más tarde, y tú también sales más tarde esos días, se lo repito con lágrimas en los ojos, que mi novia sale más tarde, que me deje quedarme, que tengo que verte. Solo coincidimos casi cada 30 años, así no puedo vivir.
Pero nunca me hacen caso, así que hace mucho que me rendí.
En ese caso, no quiero dejarlo, verte de lejos me anima, solo quiero que sepas una cosa… Que te quiero.

Atentamente, Sol.


PD: Siempre me quedarán los prismáticos. Nos veremos en los eclipses.


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