domingo, 8 de abril de 2012

Storia d'amore scaduta

Todo me da que pensar desde que me levanto por las mañanas; la cama por hacer, las cortinas rotas, las ventanas abiertas, esta vez te tocaba a ti irte antes de que yo me levantase, ¿verdad? Me encanta esta sensación de soledad un domingo por la mañana.
Después de vagar por la ciudad días y días buscando un poco de cariño, de volar por el mundo, de París a Niza, de Niza a Roma, y quedarme para siempre.
No vamos  hacer como la última vez, sí, esa que me llamaste desde el avión diciendo que lo sentías y que volverías algún día, esa que llegué tarde al aeropuerto y llovía mientras despegaba tu avión.
Pero te presentaste en mi oficina, meses después, con ropa de mejor marca, más pechos y teñida de rubia, irreconocible.
No es que me haya acostumbrado, es que me gustas más, no voy a presumir de orgullo, ni de resistencia, como escriben otros poetas muertos, no me gusta presumir del abandono, has salido, pero aquí hay una nota, sí, al lado del tanga rojo que llevabas anoche; ‘’Estoy abajo desayunando’’.
No es que no me fíe, pero ya me pasó una vez, no me va a pasar otra, me asomo por la ventana y ahí estás, preciosa, sin duda, irradias una luz que nunca me cansaré de mirar.
Dicen que eres como el Sol, que si te quedas mirando, te quedas ciego, yo creo que me tienen envidia pero al fin y al cabo, tengo que cuidar lo que tengo.
Todo en esta casa me recuerda a ti, pero he aprendido a no depender tanto de un sentimiento, puedo valerme por mí mismo, como ese día que corrí hasta el aeropuerto, que me quedé mirando a través del cristal, que tu avión se iba mientras yo me rompía por dentro.
Pero la vida es demasiado cruel como para darme una segunda oportunidad y todavía no me lo puedo creer, no me creo que hayamos hecho el amor después de tanto tiempo, que esos ojos verdes vuelvan a tener vida sólo para mí, que vuelvan a mirarte el culo por la calle y se lleven una paliza.
Ni si quiera tú puedes creértelo, creo que esta vez es diferente, será que esta vez, ¿me quieres? Será que respiras por mí, ese mismo discurso tan bonito que me soltaste el día que volviste y me repetiste ayer otra vez para que me lo creyese, o te lo creyeses tú misma, pero al fin y al cabo tengo que vivir con ello.
También te recordé cómo te fuiste, y sigues sin darme un por qué.
Ese día que me llamaste desde el avión diciendo que lo sentías y que volverías algún día, ese que llegué tarde al aeropuerto y llovía mientras despegaba tu avión.
Claro que me acuerdo de ese día, es una tontería engañarme, porque ese día fue ayer…


No hay comentarios:

Publicar un comentario