domingo, 22 de abril de 2012

Se non si adattano la verità, non richiedono risposte ( O gol de chilena en el minuto 90, ¿duele, verdad?


¿Qué es lo que quieres discutir ahora?, ¿mi color favorito?
Esto es ridículo. El teniente Kendryck no ignoró la orden, lo que yo le dije lo vio, no claro, cristalino. Esta vez el viejo no se equivoca.
¿Has servido alguna vez en una unidad de infantería, hijo?
¿Has servido alguna vez en el frente?
¿Has puesto alguna ve tu vida en manos de otro hombre y le has pedido a el que ponga su vida en las tuyas?
Nosotros cumplimos las órdenes, hijo. Cumplimos las órdenes o la gente muere. Así de simple.
¿Está claro? Santiago es un marine de muy bajo nivel, iba a ser trasladado.
A veces los hombres resuelven las cosas por su cuenta. Insolente, enano, bastardo.
¿Quieres que te conteste?, ¿quieres respuestas?, ¿quieres la verdad? Tú no puedes encajar la verdad. Vivimos en un mundo que tiene muros y esos muros han de estar vigilado por hombres armados. ¿Quién va a hacerlo?, ¿tú?, ¿usted, teniente Wipper?
Yo tengo una responsabilidad mayor de la que puedas calibrar jamás. Tú lloras por Santiago y maldices a los marines. Tienes ese lujo, tienes ese lujo de no saber lo que yo sé. Que la muerte de Santiago, aunque trágica, salvó vidas, y que mi existencia, aunque grotesca e incomprensible para ti, salva vidas.
Tú no quieres la verdad porque en zonas de tu interior de las que no charlas con tus amiguetes, me quieres en ese muro, me necesitas en ese muro.
Nosotros usamos palabras como honor, sinceridad, código, lealtad; las usamos como columna vertebral de una vida dedicada a defender algo, tú las usas como papel higiénico y no tengo ni el tiempo ni las mínimas ganas de explicarme  ante un hombre que se levanta y se acuesta bajo la manta de la libertad que yo le proporciono y después cuestiona el modo en que la proporciono. Preferiría que solo dijeras gracias y que siguieras tu camino, de lo contrario te sugiero que cojas un arma y defiendas un puesto, de todos modos, me importa un carajo a qué creas tú que tienes razón o derecho.
Por supuesto que lo hice, joder.


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