jueves, 24 de noviembre de 2011

Nuestro

Ha dado tiempo. Esto es dar vueltas sobre nosotros mismos. Digamos que cada uno vuelve a mirar por sus intereses, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo pero existen unas cosas llamadas fronteras.
La hipocresía de nuevo lleva a la debacle del Viejo Continente, y claro está que los americanos han de inmiscuirse.
Rara vez el fascismo se unió al comunismo, rara vez ilustrados y absolutistas han estado de acuerdo…De nuevo el victimismo, el teatro, el bochorno, la bella Italia intenta hacer de las suyas, ya está en ruinas pero parece que su falsedad le hace resurgir de las cenizas aun sabiendo que volverá a caer.
Otra vez la inquietud y el inoportunio de EEUU le llevan a sumarse a la causa italiana, a ganarse los pocos enemigos que le faltaban por ganar.
El imperio del Sol naciente, mi querido Japón, tiene más ganas de Guerra que nadie, pero debe mantener la falsa paz para no perder la compostura que le caracteriza.
Muy equivocados estaban los que alguna vez pensaron que la gran Rusia se dividiría, sin duda una de las naciones más fuertes que mis humildes ojos han llegado a ver, les sujetan unos lazos, una unión que supera los límites de la comprensión…
De risa, repito, de risa es la opinión de aquellos que llegaron a afirmar que la gran Alemania estaba perdida, sin ningún norte ni meta.
Demasiados ejércitos, alemanes y extranjeros, he visto desfilar por las calles de Berlín. Pocos han durado. Ni si quiera esos pequeños marxistas han logrado rebelarse y derrocar su propio IV Reich.


Su orgullo y egocentrismo le pierde, cree que puede gobernar sola pero de siempre ha tenido una gran debilidad, su territorio talismán, la amada Polonia.
Pero ha sucedido lo que todo alemán y me trevo a generalizar, lo que todo europeo ha llegado a soñar, lo que el Kaiser tanto ansiaba, ha llegado el gran aliado…
Por fin ha despertado el León Inglés. H abierto los ojos, ha roto negociaciones y ha cambiado las tornas, ha visto la realidad tal y como es.
Westminster ha entrado en razón.
Entró de nuevo por Normandía, pero Luis XVII le echó de Versalles de una patada.
Acudió por ayuda al Oeste, pero el rechazo le hizo rebotar al Este, donde es bien recibido. Esta vez no funcionarán dos bombas nucleares.
Europa está revolucionada, los anarquistas vuelven a ser desterrados y continuan evocando la Comuna de París, pero Francia sabe que Europa ya no es como antes, que esta no es su Guerra.
En esta no nos engañarán, sabemos su punto débil, y no, no es Italia que continua en ruinas, llorando y añorando al gran Benito, mientras España, con su chispa, se ríe aun queriendo que esta recapacite.
Suenan los tambores de Guerra, pero se oyen lejos, al otro lado del charco; Europa es nuestra.


El Viejo Continente siempre ha sido nuestro...

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