Fue por un momento, la peor sensación de las sensaciones.
Fue por unas horas, la peor noche de mi vida, no consigo hacerme a la idea.
Una noche fría y oscura, un pasillo largo, interminable, una
música infernal, erótica, que no sabía de donde procedía, un avión estrellado,
una bomba en un tren, una locura de verano.
Una figura cruel al lado de la mesa, cada noche, y no podía
cerrar los ojos sabiendo lo que podía pasar en el maravilloso a la par que
horrible mundo de los sueños; porque no depende de la postura, el sueño que
tenga cada noche.
Fue entre un mar de miradas, allí mismo, donde se perdió la
magia del momento, donde se ahogaron las esperanzas de que todo empezase a
funcionar. Un naufrago en una tabla rodeado de agua, y un coco como mejor
amigo, era lo mejor que podía sacar de la situación.
Un anillo que brillaba casi lo mismo que mis ojos al Sol, el
perfume del viento besándome, no sé por qué pero a tu lado siempre me he
sentido tan bien, por eso hace un año que vivo entre recuerdos, no puedo
afrontar mi maldito presente mientras no consiga olvidarme de parte del pasado,
limpiar la memoria para nuevos recuerdos, pero no es un ‘’no puedo’’, creo que
esta vez es un ‘’no quiero’’.
Nadie dijo que la vida fuera lo más fácil del mundo, nadie
dijo que bailaríamos toda la noche hasta la madrugada, nadie dijo que se
apagaría la llama de la última vela de la tarta, tampoco aseguré que te
sirviese tu furtiva mirada a través del reflejo del espejo del cuarto de baño.
Pero parece que vuelvo a mi cauce, no es que me olvide, sino
que las cosas se tuercen por primera, y posiblemente única vez, en la dirección
que yo quería, parece que la música se acerca, que el chiringuito nunca cierra,
que la arena se escurre entre los dedos de mis pies, no voy a ilusionarme
porque seguramente esté otra vez en el puto desierto y esto sea un sueño o un
espejismo de esos tan reales que parecen tangibles a varios kilómetros, pero no
romperé el espejo de mi cuarto esta vez, esperaré hasta las 3 de la madrugada,
como hiciste hace 4 años.
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