Vamos a presumir de extremos, vamos a ser de una vez
nosotros mismos, vamos a levantarnos de la cama tranquilos sin tener que darnos
un repasito al guion del día.
Yo creo que esto sería hacernos un favor, pero sigo sin
explicar por qué la ciencia no acierta en eso de que los polos iguales se
repelen, porque creo que una vez más ha quedado claro que nos repelemos
demasiado, pero no somos nada iguales.
No me voy a dedicar a breves descripciones porque todo el
mundo sabe como somos cada uno, y también saben como son ellos mismos así que
no creo que vayan a criticar unas maneras de ser que tal vez, y solo tal vez,
quieran imitar.
Ha llegado el verano, ese gran desconocido amigo que trae
tanto calor, tantas buenas noticias, tantas caras de desagrado, tantas
verdades, tanta curiosidad y esas ganas enormes de playa, chanclas, bañadores,
piscina….
Ya no hace tanto frío como en invierno, de hecho, no lo
hace, ya no hace falta dar pena y esconderse, llorar por las esquinas y mandar
canciones dañinas, quemar las cartas de amor queriendo ser un pirómano.
Ahora toca salir a la calle con la sonrisa puesta, solo con
la sonrisa, y la ropa, claro está.
Empiezan las divisiones, las peleas, las verdades salen a la
calle con nosotros, otras en el bolsillo, otras en la cartera bien guardadas,
otros nos las reservamos para el momento oportuno. Se acabaron las tonterías,
caralho, ya salen los monstruos de debajo de la cama, ahora los que pasan miedo
son ellos, y lo veo un tanto…normal.
Pero a pesar de lo bonito que suena, lo precioso que se ve,
y lo bien que uno se siente ahora, todavía quedan cuentas pendientes, quedan
rencores escondidos.
Pero, ¿sabes por dónde me los paso?
Bah, prefiero irme un rato a la playa, How do you do, rubia?
Esto es simple, no hace falta complicarse, al mal tiempo
buena cara, sí, yo soy malo, pero no el tiempo. No tengo la correa, porque
sé que vas detrás de otro…u otra, no sé.
Pero vamos, tranquilo, que yo sé perfectamente por quien se
agita mi corazón, lo tengo más claro que el agua.
Y acabo como empiezo, porque lo que bien empieza, bien acaba,
¿no?
¿No presumimos de extremos? Corramos un pequeño…Telón de
acero y que empiece a funcionar todo eso.
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