martes, 27 de marzo de 2012

No soy así...

Comprobado está que de la gloria al fracaso hay un solo paso, como del amor al odio y del cielo al infierno.
Un puto paso, una recuperación, abrir a la banda y una pared que no salió.
Una tarde que prometía, sol, amigos, futbol, ¿qué más podía pedir? Pues una rodilla.
Nunca he podido presumir de confianza, de hecho soy el último que me colocaría en un 11 titular. Pero esa era, esa sí que era mi tarde.
Volvía de un viaje interminable, un viaje deseado, del mismísimo cielo, de un 5-1 grabado en la memoria. Volvía a mi casa, a mi sitio, atrás o adelante, pero en ese mismo cemento de todos los fines de semana, muy tranquilo cada uno de ellos.
Volvían los tangos portugueses, volvían las locuras al campo, la canción número 16 de CD comenzaba a sonar, la tarde perfecta.
8 dianas, pero aún así pude hacerlo mejor, y de nuevo volví a traicionarme a mí mismo.
Primero me avisó el de siempre, el que aparece justo cuando menos le necesito, cuando mejor van las cosas, volvió el pinchazo, me dijo ‘’para, no puedes con esto’’.
Pero era mi día, no podía parar y dejó de avisar, se hizo inmune a mis carreras, tal vez dejé de centrarme en él, pero mi tobillo se calló.
Golpes, patadas, empujones, carreras, caídas, goles, disparos que llegan al mismísimo Olimpo, de eso trata el fútbol.
Y en un nuevo arranque, esas jugadas que tanto miedo me dan, esos contraataques que tanto me gustan, que tanto ansío en cada partido, nunca quiero ser víctima de ellos, pero una carrera más forzada de la cuenta, poner el cuerpo y recuperar el balón, levantar la cabeza sabiendo que la pelota está a salvo contigo, ver al mejor aliado en el cemento, al loco entre los locos, con una sola mirada, saber que nos toca, que esta es una de las nuestras, soltar el balón sin pensar y acelerar para una carrera más pero…¡ CRACK!
Esto no es normal, pero seguir corriendo lo cura todo hasta que…¡CRACK!
De nuevo el mismo ruido, en el mismo sitio, parar, parar, parar.
Y sé que me tengo que olvidar, que tengo que aprender a controlar las ganas de volver, de rozar de nuevo un balón, de levantarme de esta silla.
Tengo que aprender a medir mis fuerzas.
Pero no me voy a rendir, esta vez no, no soy así, no seré ni Zidane ni Maradonna, simplemente soy yo y no es necesario más explicaciones, simplemente disfruto viendo el fútbol, disfruto jugándolo, pero no de cualquier manera.
Siempre necesito a mi punta italiano siempre atento, a alguien que dirija, un vasco tal vez, y un loco, alguien de quien aprender a vivir, a jugar, a atacar y defender.
Simplemente necesito que esto pase rápido.

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