sábado, 10 de diciembre de 2011

El papel asignado

Cada día me sorprendo más, cada día mi mente me juega peores pasadas, desvarío, o es creo. Dice la canción que en la fuerza está el poder, pues aunque te cueste creerlo, tu eres quien me da fuerza, quien me da poder, quien me devuelve las ganas de vivir en este mundo a veces tan injusto.
Porque solo tengo que mirarte y se me vienen a la cabeza tantos recuerdos de cuando yo formaba parte de tu historia, bueno, aún sigo formando parte pero ya no poseo el mismo papel. Debes aprender a enseñar, y enseñando aprenderás, debes vivir, narrar, escribir tu propia historia, plasmar tus ilusiones en un papel y guardarlo en el rincón más inhóspito que conozcas.
Me atrevo a decir que todas mis ilusiones están guardadas en el País de Nunca Jamás, porque no quiero que crezcan, no quiero que se gasten, no quiero que se cumplan ninguno de los deseos que tengo porque perdería el norte, mi horizonte, mis metas, no sabría que hacer con mi vida.
Siempre me siento en la misma silla, con el mismo teclado a narrar las mismas cosas, las mismas peripecias, los mismos problemas, las mismas puyitas, pero no acabo de cansarme de hacerlo. Es mi historia y creo que si me cansase yo, perdería sentido todo lo que hago. Cada uno tiene asignado un papel en la vida de todos los que nos rodean, pero sin duda tu vida, tu historia, es muy movidita para mí.
Mi papel se basa en altibajos, paso de ser tu mano derecha a tu mayor enemigo, tengo cambios de humor y no creo que sea debido a la menstruación, dado que no la tengo.
Paso de darte consejos a criticarte, pero esa versión es demasiado subjetiva para apoyarte más bien yo creo que cambio; mi hipocresía me engrandece, paso de decirte lo que quieres oír, a lo que tienes oír, paso de agrandar tu ego a darte la mayor hostia posible para que veas de nuevo la realidad, y me parece que eso no te gusta.
Has conseguido siempre lo que has querido, lo que has deseado y nadie se ha cruzado en tu camino, excepto el destino, e incluso él está a tu favor.
Pero has borrado mi nombre de las líneas de los infinitos folios de tu historia, lo has cambiado, me has transformado, bueno, mejor dicho, me has puesto en mi sitio, desde un principio, sin comerlo ni beberlo lo fui y ahora por fin, creo que sin querer, me has concedido el mayor deseo que siempre cumplí.
Te has unido a ese fiel compañero tuyo, sí, hablo de él, del destino, no te lo esperabas…
Y ambos me habéis colocado donde ya me puse yo solo hace tiempo…
El director destino, me dio el papel en tu historia…


El malo de la película...


No hay comentarios:

Publicar un comentario