lunes, 26 de diciembre de 2011

Karma

Los pájaros alzan su vuelo, creo que están demasiado alborotados, pero los niños perdidos duermen. Es una noche demasiado extraña, aunque como en todas las demás, no soy capaz de conciliar el sueño.
Salgo de mi camarote, donde, por así decirlo en este tema, llevo recluido bastante tiempo, más del que debía para mi gusto.
Puedo mirar tranquilo al cielo, sé que todo está tranquilo, pero sin embargo no puedo mirar al mar porque hay más olas de lo normal.
Las provocan las lágrimas del cocodrilo, lágrimas que esta vez son verdaderas, que tienen un motivo sostenible, y que por un momento llego a pensar que son merecidas.
Sí, no te lo quita nadie, has sufrido por lo que más has querido, pero has hundido demasiados barcos para llegar a este puerto, a mí, personalmente, me has arrancado la mano, y a Smee le dejaste una cicatriz enorme en aquel ‘’incidente’’.
Creo que por un momento he llegado a apoyarte en tu decisión, pero comprende que esta vez llevas las de perder.
Él alza el vuelo, a su aire, es Peter Pan, recorre distancias impensables en cuestión de segundos, y le siguen los niños perdidos.
Tú, vives en el mar, en el fondo del mar, porque poco a poco te has ido hundiendo y crees que él es otro barco más que te seguirá hasta ese mismo fondo y se hundirá conmigo, pero siento decirte que no es lo mismo amara que ser correspondido.
Son deseos inalcanzables, desde que empezamos esta pequeña gran aventura tu objetivo no ha cambiado y te has arrastrado por mar y tierra para satisfacer sus necesidades, porque siempre has creído que serías una de ellas.
Creo que lo ere, eres una necesidad, pero un miedo interminable.
Creo que eres su propio miedo al sufrimiento, lo que le hace ver el daño que puede llegar a hacer a una persona.
Creo que eres la lección de su vida, pero que aún así hay que hacer balance de lo que se puede perder y ganar, y creo que en ambos camino de la historia, el sufrimiento va agarrado de vuestra mano.
Yo ya he dado mi humilde opinión, la decisión no es mía.


Aún así sabes que nunca volarás.

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