lunes, 12 de diciembre de 2011

Detrás de las palabras

Me tiembla la mano al escribir esto pero…

Queridas incógnitas de mi vida:

Sí, sois varias. Espero que más de uno no se haga el sorprendido o la sorprendida al leer esto, añado el femenino ya que ahora todos queremos igualdad pero no por nuestros actos claro…
No pienso dedicarme a poner vuestros nombres, ni vuestras iniciales.
Tampoco me dedicaré a describiros a cada uno de vosotros, ni lo que habéis hecho por vuestra inútil vida.
Me dais vida, os lo prometo, sois impredecibles y siempre he pensado que debe haber una oveja negra, un personaje mal hecho.
Sois los juguetes rotos que nadie quiere, sois víctimas de la obsolescencia programada
en la vida de los demás, pero no hacéis nada para quedaros.
Creo que os conformáis con vuestra vil y mutua compañía.
Os juro que a veces os intento querer, e incluso a ratos lo hago, pero el rencor puede conmigo. No comprendo ni creo que llegue a comprender nunca vuestra…siento que suene brusco…Ridícula sociedad.
Vuestras máscaras son preciosas, habéis llegado a enamorar a la gente, e incluso engañarles con ellas, pero ahí se quedan, en máscaras.
Pero lo sorprendente es que esas máscaras funcionan con vosotros mismos, no sé que metáfora usar ahora mismo pero no hay peor sociedad que la que tiene sus propios conflictos internos.
No estáis unidos, sois simples soldados, viles mercenarios, os peleáis por ser generales y no os dais cuenta de que cada vez estáis más separados y más alejados de vuestros objetivos reales.
Sólo sabéis mirar por vuestros propios intereses, y a la vez que os alejáis de vosotros mismos, lo hacéis de vuestra meta.
Unidos me dais miedo, separados me dais pena.
No quiero daros esperanzas, no quiero que creáis que me rindo, pero mi vida se hace pesada y aburrida.
Vuestra hipocresía es digna de mi admiración. No os escondáis detrás de vuestras ínfimas palabras que poco sentido tienen…
Y con esto último os pido un favor…
Devolvedle la vida a mis calles, que seáis la sangre que impulsa mi corazón, creo que hemos nacido para vivir esto, para ser un reto constante.
A sabiendas de que vuestro miedo, vuestra puta falsedad, gilipollez, esa manía de esconderos detrás de vuestras dañinas palabras, os escupo en la cara, cada uno me decepcionáis más. Creo que el odio es un sentimiento demasiado fuerte, creo que sería daros un papel no merecido en la espectacular obra de mi vida, vuestra mirada traidora y vuestras palabras encandiladoras, creo que deberíais dedicaros a la política aunque al paso que vais, vuestro futuro está demasiado negro como para encender una linterna…


Al fin y al cabo...Sois juguetes rotos...



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