jueves, 8 de diciembre de 2011

No me lo creo...

He esperado demasiado tiempo para que ahora te desvanezcas.
Desde que me quitaste la mano, desde que acabé con el cocodrilo, desde que se me acabaron los objetivos, las metas, dado que lo he conseguido todo, me aburro.
No me gusta abrir la puerta de mi lujoso camarote y ver siempre las mismas velas ondeando en el cielo atracadas en el solitario puerto del País de Nunca Jamás.
Hubo un tiempo en el que esas velas estaban rotas, con la silueta de un joven niño que me traía de cabeza, un gran rival sin duda, que ha llegado a ganarme en algunas ocasiones.
Ya no escucho el ‘’ tic, tac’’ de los relojes, ya no te oigo  cacarear a lo lejos…
No quiero que esto suene  palabras de reconciliación, pero no te rindas.
Has conseguido todo lo que te has propuesto, has jodido la vida de quien te ha dado la gana, pero mi barco es demasiado grande para hundirlo.
Me surgen dudas, tengo miles de marineros a mi lado, incluso a los niños perdidos.
Tú solo tienes a Wendy, esa muchacha que encandila a todos los hombres, podemos compararla con una sirena, pero su garganta le juega demasiadas malas pasadas…
Sus cuerdas vocales flojean, y ya no surte efecto, esta desgastada.
Creo que tu cuento fue demasiado bonito, ganaron los buenos, se hundieron los malos, triunfó el amor. Da asco, no me gustan esas historias, claro está que quieres que sigamos tu guión.
Siento decirte que has abandonado tu puesto, te has ido, has dejado esto desierto y has vuelto con esperanzas de volver a retomar el mando, a coger el timón.
Pero dejaste el papel y la pluma sobre la mesa, abandonados, y me parece que es el momento, que me toca cogerlos a mí y escribir la historia jamás contada.
Pero me resulta un tan extraño, ya no quieres recuperar lo que tenías, ya no te interesas en dirigir la historia, tus gustos, tú has cambiado, no te entiendo.
Antes de ser enemigos, llegamos a ser hermanos, y por eso siempre hemos sido los mejores rivales, somos tan predecibles el uno para el otro que me despiertas una cierta y a la vez extraña admiración.
Pero, has cambiado demasiado, ya no te importan las cosas que tanto deseabas y anhelabas antes.
En toda historia hay un malo, y yo, el Capitán Garfio asumo el papel, pero para ello debe haber un bueno, un antagonista…Tú sigues ahí, poco a poco, jodiendome, y yo a ti claro está, pero esto es demasiado raro…


A veces creo que ya no eres Peter Pan...
Pero Garfio...Sigue aquí...Esperándote en mi barco...






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