martes, 20 de diciembre de 2011

Mi mejor arma

Podemos hacer lo que nos dé la real gana.
Campar a nuestras anchas por los peores terrenos jamás pisados.
Uno habéis nacido para volar, para luchar, para cacarear, para no tener un destino claro pero sí una meta.
Otros en cambio, no somos estorbos pero sí caminantes.
Somos pequeños detalles en el camino de los demás.
Estrellas en su firmamento por mucho que se empeñen en negarlo, porque les importa lo que digo y lo que hago, aunque solo sea como burla o desprecio, se lo agradezco, me hacen más fuerte con cada una de sus palabras porque sé que todas son mentira.
Cada sílaba es fruto del odio y este es fruto de la envidia, sí, envidia, que aumenta mi ego, porque sé que me critican porque mi situación es mejor que la suya, porque he vivido o hecho algo que ellos quieren y creen que lo conseguirán afirmando que he fallado. Pero debo ser impasible, no soy de esos que gastan el tiempo.
Muchos quieren mi desaparición, no voy a hacerles ese favor, no voy a irme, voy a quedarme por muy mal que lo pasen para que vean como disfruto de mi vida mientras ellos no se conforman con la suya y malviven de joder la de los demás.
Disfruto escuchando las palabras que salen por vuestras bocas de serpientes, en serio, no miento, me son indiferentes al igual que vosotros y vuestra actitud.
Pero creo que he descubierto lo que más os duele, mi felicidad.
Creo que no voy a volar, luchar ni cacarear nunca.
Creo que tengo un arma, y no es el Garfio, brilla como ella sola, destaca entre muchas porque no es de trapo ni papel, ni está pegada con celo, mucho menos está dibujada.
Es verdadera, y es lo único que puede expresar lo feliz que soy.
Y por mucho que os esforcéis…


Jamás me quitaréis mi sonrisa.

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