viernes, 27 de enero de 2012

Carta de un subjetivo

Querido objetivo:

Creo que conozco demasiado los sentimientos de odio y envidia, he de reconocerlo, dicen que es el primer paso.
Odio, odiar no odio a nadie, a muerte claro, está el odio cariñoso que todos podemos tenerle a un pequeño enemigo, puede que odie demasiado a personas que no lo merecen, que no merecen el demasiado, el odio sí lo merecen de sobra.
Envidia, simple a la vez que complejo, he de confesar que sí que tengo a alguien, a esas personas ‘’astrales’’, estrellados en el cielo como si fuesen mi álbum de cromos.
Pero lo que no sabía es que no sé nada.
Que mi memoria se vuelve a corto plazo y solo me acuerdo de diminutos detalles que me favorecen. Me han dado una lección de filosofía, bueno, o la he dado yo de subjetivismo.
No voy a pedir perdón por lo que he hecho, de hecho, no he hecho nada, y vosotros tampoco. Ha sido una opinión, leída subjetivamente y asumida. Nadie vive rodeado de elogios, ¿qué sería de los pros sin los contras?
En la vida hay que superarse, un obstáculo tras otro, pero he llegado demasiado lejos como para echar el freno de mano.
Un camino demasiado largo como para mirar atrás.
Los defectos, uno tras otro te hacen mejorar, y no hay mejor voz que la autocrítica, esa que te dice: ‘’ Estas gordo’’ o ‘’ Eres penoso jugando’’. Esa voz puede transformarse en la de tu mejor a migo o en la de tu mejor enemigo, pero sólo nos fijamos en ella cuando se transforma en la nuestra propia.
Me gusta soplar la tarta y apagar todas las velas.
Me gusta pensar que el loco soy yo, para que no cargue nadie con la culpa.
Me ha tragado todo, menos el orgullo, he aceptado cada palabra, vale, es una opinión.
No me puedo tomar en serio palabras en caliente, ¿o sí?
No podemos unirnos cada domingo y separarnos dos veces al año, aunque últimamente son más de dos.
No podemos dejar colgado en el cordel una cosa de meses para sostener algo en las manos por tan solo una hora y media.
En fin, yo he elegido mi camino desde que nací, y tú discrepas, tú también elegiste el tuyo, y yo discrepo, no hay nada más que añadir.
Pero cuando alguien escucha primero, es para ser escuchado después.



Esto será lo más difícil de todo.




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