sábado, 21 de enero de 2012

Lesson Nº 7... Hidden kiss

Era un recreo como otro cualquiera, de esos que empiezan a las 10:20, pero hacía mucho frío en el patio, así que los niños decidieron colarse en el sótano del instituto, lugar prohibido a todo estudiante sin permiso del profesor.
Alicia se sentó al lado de Pablo y se abrazó a su brazo izquierdo con el único fin de evitar el frío de ese sótano.
Tony se dejó caer en el suelo helado dando un culazo que le dolió hasta a Andrea, que estaba sentada al lado.
Pero de repente pasó corriendo y llorando Paula, que cruzó el pasillo como un rayo y se paró detrás de una puerta.
-         Esta es la tuya, Dani, es la tuya.- Le susurró Tony al oído.
-         Pero…puf…
-         ¡Corre coño!
Dani se levantó de golpe y se alejó del resto, se aproximó sigilosamente a Paula:
-         ¿Paula?
-         Déjame…- dijo entre lágrimas.
-         ¿Qué te pasa?
-         Nada…
-         No, claro, sólo que llorar en una esquina del sótano del instituto es muy divertido, ¿no?
-         Pues se le coge el gustillo.- esbozó una sonrisa.
-         Ahora en serio, ¿qué te pasa?
-         Pues que Sergio me ha dejado en mitad del patio…
-         Lo siento…
Una parte de él gritaba de alegría, pero no iba a sacarla delante de la muchacha…
-         Pero a ver Paula, ¿quién se lo pierde?
-         Él.
-         Como no mejores ese tono, no se lo va a creer nadie.
-         Se lo pierde él, que es un hijo de la gran puta, cabronazo…
-         ¡Para! Tampoco era eso, con que sonrías, ya es un progreso.
-         Dani…- le dijo mientras acercaba su cara a la de Dani casi rozando sus labios.
-         Dime…- dijo cerrando los ojos.
Paula se lanzó y los dos se fundieron en un beso que para Dani marcaría un antes y un después en este curso, pero por mucho que quisiesen que durase, separaron sus labios:
-         Gracias…
-         ¿Qué coño hacéis comiéndoos la pura boca encima en el sótano?- llegó el señor Hernanes.
-         Na…na…nada.- balbuceó Dani.
-         Largo de aquí.
Paula salió corriendo y subió deprisa las escaleras para volver al patio, Dani se mantuvo inmóvil.
-         Bueno, ¿no había más sitios?
-         No tenías que haber llegado.
-         Perdona, no tenías que estar aquí, y da gracias que os he dejado hasta el beso porque he podido entrar antes.
-         ¿Gracias?
-         De nada, hijo. Anda, corre con los otros y lárgate al patio antes de que baje Manolo…



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