lunes, 16 de enero de 2012

Fly

-         Creo que ya es hora de que se acabe.
-         ¿El que, abuelo?
-         Mi vida.
-         No digas eso, tienes… ¿cuántos?
-         ¡Ni mi propio nieto sabe mi edad!
-         Lo siento, no me acuerdo…
-         Ni si quiera yo lo sé, no tienes que preocuparte.
-         ¿No sabes cuántos años tienes?
-         No, perdí la cuenta.
-         Pues mira que hay que ser despiste…
-         Es que no había relojes, ni calendarios, nada de nada, el tiempo volaba.
-         ¿Abuelo?
-         Esos sí que eran buenos tiempos.
-         ¿Ya se te ha olvidado la medicación?
-         No es la medicación, es estar en esta cama sin poder levantarme, ¿sabes?...Antes volaba.
-         ¿Qué vas a volar tú?
-         Volaba, solo tenía que cerrar los ojos, pensar en algo alegre, polvo de hadas y ya estaba en el aire.
-         Abuelo…
-         ¿Qué hago con dos manos?
-         ¿Cómo que con dos manos?
-         Tengo las dos manos, esto no me cuadra.- Dijo mirándose atentamente sus arrugadas manos
-         ¿Cuántas quieres? ¿Tres?
-         ¿Dónde está? Se me habrá caído, mira debajo de la cama.
-         ¿Qué quieres que mire?
-         ¿Qué va a ser? Desde luego, parece que no sabes quien es tu abuelo…
-         Pero, ¿qué se supone que hay?
-         ¿Con qué crees que dirigía los ejércitos alemanes?
-         ¿Desde cuándo eres alemán?
-         Por Dios…
-         No te entiendo.
-         ¿Y mi Garfio?
-         ¿Garfio?
-         Sí, lo que me acompañaba cada noche desde que tu abuela me abandonó.
-         Abuelo…La abuela está comiendo en el salón, con mamá y papá.
-         Que no, se cansó de tanto seguir a Peter Pan, de que no parase la guerra, de mí, y se fue.
-         Abuelo que no, que está allí, ¿quieres que la llame?
-         No llames a esa furcia que me abandonó.
-         ¡Abuelo!
-         ¡¿Qué?!
-         ¿Por qué dices esas tonterías ahora?
-         Hijo, creo que los libros me han jugado una mala pasada…
-         ¿Qué libros?
-         Esos, detrás tuya.
-         La venganza del Capitán Garfio…- Pensó mientras leía la portada del libro mentalmente.
-         Son más listos que yo…
-         Pero…
-         ¡No me lleves la contraria!
-         No he dicho nada.
-         Te he oído, vete.
-         Abuelo…
-         No has hecho nada, déjame dormir, vete a ver la tele hijo.- Dijo tras darle un beso en la frente a su nieto.

    Más tarde, volvió a por el abuelo, a que siguiesen con sus batallitas, pero el  abuelo
    no estaba en su cama, sólo había una nota que decía: ‘’Abre la ventana’’
    De repente, abrió la ventana y apareció el abuelo flotando en el aire.           
      -         ¡Abuelo!
-         ¡Te lo dije! ¡Te lo dije!    
-         Pero…
-         Esos libros eran míos, los escribí yo.
-         Sí pero, ¿qué haces volando?
-         Cada vida es un libro, y su propietario el narrador, yo muevo los hilos y no pienso dejar que nadie lo haga por mí, porque nadie lo hace como yo.Mira otra vez.



-    ¿Qué hacemos en el aire?
-     Soñar.
                                                                 

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